1.3- La causa de su emoción no es la experiencia en si misma; si no su Significado.
La acción debe estar lo suficientemente completa como
para rebelar la verdad subyacente de la historia y lo que importa es esta
revelación.
-
El escritor parte del desorden de la vida y lo reduce a algún orden antes de
que pueda recrearlo en palabras.
-
Luego imita esa reordenación de la vida y no la vida misma.
La vida no puede ser expuesta en toda su infinita
complejidad y una imagen de ella en
ficción, como todos sabemos es una imagen seleccionada. Ni siguiera un pequeño
incidente puede ser expuesto en su totalidad, porque el escritor solo podría
recrear solo una parte muy pequeña de el
y en la ficción, la parte lo representa todo.
El desorden de la vida puede ser parte de un orden
supremo en una novela o cuento. Así como también en una obra de teatro o poema este desorden se convierte de hecho
en orden: el escritor de esta manera supera las imperfecciones y limitaciones
de la vida real.
El lector disfruta en su imaginación de estos sucesos
recreados que pueden haber ocurrido realmente y en este sentido un relato, es
una historia; aunque no necesariamente en un orden cronológico.
Por un lado si los sucesos pueden haber ocurrido deben
ser convincentes. Por otro lado puede ser una mezcla de los dos, la real y la
posible.
En nuestros días ocurre muy a menudo. El escritor perspicaz
busca significados ocultos en las experiencias humanas y construye su historia
en base a ello. Tal libertad de imaginación de la que disfruta el escritor es
una de las características de la ficción – tan distinta de la historia – pero
en un buen relato la imaginación NO VIOLA la realidad si no que SE BASA en ella; es decir no es una invención
arbitraria. Un buen relato constituye una realidad que va más allá de si misma.
Fue establecido por Platón y Aristóteles el principio de
que el arte es imitación, o para emplear el término clásico: mimesis. El
escritor es un mimo en el escenario de la vida. Y una imitación reveladora es
el secreto de la escritura.
¿Se trata de una buena mimesis, es honesta, es
convincente?
Esta es la primera pregunta que debemos hacernos cuando
juzgamos o escribimos un relato. Todo escritor re-crea con palabras lo que ve y
hay diferentes maneras de ver. El escritor honesto puede dar solo su propia
visión del mundo y si es verdaderamente suya, puede que nos muestre algo nuevo
y diferente porque, toda buena obra; es un experimento técnico logrado.
El significado de un relato varia para cada nuevo lector
porque no reside totalmente en el relato mismo.
Es probable que ninguna obra de
ficción represente con exactitud la misma historia para dos lectores. Cada uno
ve algo diferente en ella, o sea lo que es capaz para si mismo de ver. Estas
variaciones en la respuesta del lector pueden ser tan grandes que un relato que
se haga insignificante para una persona puede ser muy significativo para otra.
Al considerar la ficción como un arte de revelaciones, podemos admitir con certeza que el verdadero relato es lo significativo del suceso.
Un relato es una concentracion dramatica de la vida y el
escritor omite detalles de los meses, los años en los cuales nada importante
pasa y recrea lo extraordinario mas que lo ordinario.
Ve lo extraordinario
en lo comun, lo general, lo particular, porque un buen relato tiene algo de
cuento maravilloso.Seria aburrido contar todo .Los vacios en la accion y
caracterizacion de los personajes,estimulan la imaginacion del lector. Este
espacio; el mismo los llena.
Existen dos maneras de escribir un relato:
- La escena que es el método dramático.
- El resumen, que es el método narrativo.
La ficción es una narración dramática; ni totalmente
escena, ni totalmente resumen si no, escena
y resumen porque si fuera todo escena,
seria una obra de Teatro y si es todo resumen, resultaría en una sinopsis.
Cuando el escritor habla a través de su propia voz, el
tan importante elemento de la mimesis es definitivamente menor y el interés del
lector disminuye.
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